Así son los extraterrestres

La literatura, el cine y los cómics nos han dado mil respuestas a la pregunta de cómo son los extraterrestres, pero al mirar hacia arriba sigue abierta la pregunta como en blanco. Las ciencias naturales persisten en su búsqueda como la ciencia ficción en su inventiva. Las posibilidades están puestas por la amplitud del universo, las probabilidades son altas. Pero, si no sabemos cómo son en realidad los extraterrestres, ¿qué buscar? Antígona Segura nos da algunas respuestas.

 

 

La literatura, el cine y los cómics nos han dado mil respuestas a la pregunta de cómo son los extraterrestres, pero al mirar hacia arriba sigue abierta la pregunta como en blanco. Las ciencias naturales persisten en su búsqueda como la ciencia ficción en su inventiva. Las posibilidades están puestas por la amplitud del universo, las probabilidades son altas. Pero, si no sabemos cómo son en realidad los extraterrestres, ¿qué buscar? Antígona Segura nos da algunas respuestas.

 

 

Antígona Segura Peralta

 

 

Vienen en todas las formas, tamaños y colores, aunque ahora los prefieren grises y con ojos grandes. En otra época, los favoritos eran verdes, tenían antenas y venían de Marte. Ahora ya saltan de galaxia en galaxia con todas las intenciones posibles: comernos, educarnos, destruirnos, reproducirse con nosotros o en nosotros. Hemos sido su experimento, sus víctimas, su Némesis. Al final, sin importar qué mente los haya creado, los extraterrestres son el espejo de lo humano, como me hizo ver alguna vez mi amigo Bef quien, por cierto, es escritor de ciencia ficción.

El tema de los extraterrestres es recurrente en mi vida. Pasé de ser ávida lectora de ciencia ficción a científica dedicada a la búsqueda de vida extraterrestre. Las preguntas de siempre son: ¿y que han encontrado?, ¿cómo son los extraterrestres? La respuesta a la primera pregunta es sencilla: nada. La respuesta a la segunda, también, pero no todo el mundo la acepta con agrado, así que suelo preparar al público para la sorpresa por venir.

En realidad, lo más difícil de buscar vida extraterrestre no es la parte extraterrestre, sino la parte de lo vivo. Sucede algo como lo que pasaba con los elementos químicos: por mucho tiempo se conocieron las propiedades de los elementos como su color, la temperatura a la que se solidifican o se evaporan. Ahí estaban el mercurio, el cobre, el oro. Antes de concebir al átomo, nadie imaginaba que esos elementos con propiedades tan variadas eran en realidad manifestaciones de una misma cosa. Ahora sabemos que la única diferencia entre un elemento y otro es la cantidad de protones y electrones que tiene su átomo, pero hizo falta la teoría atómica para ver que hay más cosas en común que diferencias entre los elementos.

El descubrimiento de los genes, aunado con la teoría de la evolución, nos hizo ver que los seres vivos tenemos mucho más en común de lo que nos imaginábamos. En nuestras células hay una molécula llamada DNA en la que están codificadas todas las funciones y características que nos conforman. Árboles, bacterias, hongos, peces, cualquier otro organismo que nos venga a la mente, todos usan la misma molécula.

Vista del modo más general posible, toda la vida de la Tierra es sólo un ejemplo de vida. Todos estamos hechos de moléculas cuya base es el carbono y requerimos agua líquida para sobrevivir. Para los lectores que están pensando en algún bicho que sobrevive en el desierto como contraejemplo de lo anterior, lamento informarles que también esos organismos requieren de agua líquida, sólo que no necesitan dos litros al día, sino apenas unas gotas de vez en cuando.

Nuestra búsqueda comienza entonces por la química de carbono y el agua. ¿Qué tan probable es que la vida extraterrestre esté basada en estos dos factores? La respuesta está en el cielo. Las estrellas y los planetas se forman en zonas a las que llamamos nubes moleculares. Esas nubes contienen gas y polvo, el primero contiene principalmente hidrógeno y el polvo está hecho de un material similar a la corteza terrestre. En esas nubes hemos detectado moléculas de carbono y agua, por lo que no es descabellado pensar que ambas cosas se encuentren en planetas alrededor de otras estrellas.

Los científicos no han descartado otras posibilidades: la vida basada en el silicio suele ser el ejemplo más buscado para formas de vida «alternativa». Sin embargo, el silicio tiene la mala costumbre de hacer cosas inertes, como las rocas.

Desde Mercurio hasta Marte, las cortezas planetarias están hechas de silicio. Los satélites que giran alrededor de los planetas gigantes también contienen silicio. En cambio, los compuestos de carbono están presentes, en reacciones continuas y activas, formando moléculas complejas, lo mismo en las nubes moleculares que en un cometa o en la atmósfera de Júpiter. El agua líquida permite la acumulación y transporte de los materiales que componen y mantienen la vida. Se ha pensado en otros compuestos, pero sólo el agua se mantiene líquida en un amplio rango de temperaturas.

Mientras no haya evidencia de lo contrario, tenemos elementos para suponer que si la vida extraterrestre existe, está basada en la química del carbono y necesita agua líquida. Este es el primer paso para definir una estrategia científica que permita encontrar vida extraterrestre. El segundo paso es dónde buscar. La búsqueda se ha dividido en dos, el sistema solar y el resto de la galaxia. Para explorar al sistema solar podemos usar naves robots, lo que toma tiempo y mucho dinero, pero es posible. Buscar vida en planetas alrededor de otras estrellas es otra historia.

Los planetas que brindan el mejor lugar para el origen y evolución de la vida son aquellos que están principalmente hechos de roca y que tienen agua líquida en su superficie. Aquí, en el sistema solar, el planeta rocoso más grande es la Tierra, pero sabemos que puede haber planetas rocosos aún más grandes, quizá hasta diez veces más masivos que la Tierra. Si el planeta es más grande, significa que durante su formación adquirió mucho gas, lo que lo convierte en un mundo similar a Neptuno o a Júpiter.

El problema para estudiarlos es que al lado de una estrella, los planetas son motas de polvo. Con la tecnología actual, ver la luz que refleja un planeta es posible sólo en casos muy particulares, sin embargo, esperamos que en la próxima década generemos telescopios lo suficientemente sensibles para detectar la luz reflejada por planetas alrededor de otras estrellas (exoplanetas).

Por ahora podemos descubrir exoplanetas a partir del efecto que causan en su estrella. Un método consiste en detectar el bamboleo de la estrella originado por la presencia del planeta, el otro consiste en medir la disminución en el brillo de la estrella cuando el planeta pasa frente a ésta.

La mayor parte de los planetas detectados por estos métodos son gigantes, tan grandes o más que Júpiter. No obstante, los nuevos instrumentos, en particular un telescopio espacial llamado Kepler, comienzan a mostrarnos planetas más pequeños. Así que sabemos que los mundos con potencial para ser habitables no son improbables.

La pregunta natural es cómo estudiar esos mundos tan lejanos que giran alrededor de otras estrellas. Definitivamente no podemos viajar a ellos, así que hay que conformarse con lo que alcancemos a ver desde aquí. ¿Podríamos ver las huellas de la vida en esas motas de polvo que son los planetas?

Lo que proponemos los científicos es que esto es posible porque la vida en la Tierra nos ha dado el ejemplo: la composición atmosférica de nuestro planeta es el resultado de la vida. El oxígeno (O2) que respiramos y que conforma el 21 por ciento de la atmósfera proviene de las plantas, en particular de unas muy pequeñas llamadas cianobacterias. Estos seres microscópicos y unicelulares son de los primeros organismos vivos que surgieron en nuestro planeta. Respiran bióxido de carbono, desechan oxígeno y usan la luz del sol para obtener energía. Hace unos 2 mil 500 millones de años las cianobacterias comenzaron a contaminar el planeta con oxígeno. La atmósfera de nuestro planeta pasó de no tener nada de oxígeno a estar compuesta por O2 en un 21 por ciento. La mitad del oxígeno que respiramos hoy en día proviene de las cianobacterias.

Si observáramos a nuestro planeta desde lejos con el instrumento adecuado, podríamos detectar en su atmósfera la presencia de oxígeno y agua. La cantidad de oxígeno nos sorprendería pues no hay proceso químico o geológico que pueda generar tal cantidad de ese compuesto. La única respuesta posible sería la vida. Estamos hablando de detectar vida microscópica con un telescopio.

El plan entonces es construir instrumentos con lo que podamos medir si los planetas que giran alrededor de otras estrellas tienen atmósferas y determinar su composición para buscar gases que sólo puedan ser producidos por la vida o, al contrario, que no sean explicables por procesos geológicos o químicos. El oxígeno es una posibilidad, pero hay otras que estamos estudiando como el metano o el amoniaco.

Los seres extraterrestres serían, entonces, organismos microscópicos.

¿Decepcionante? Tal vez, pero es también lo más factible. En la Tierra, por ejemplo, la vida está dominada por los seres microscópicos: fueron los primeros y los únicos por al menos mil 500 millones de años y toda la vida multicelular depende de ellos. Si la vida surge en algún otro lado, comenzará con unidades pequeñas como las células.

Y entonces ¿los ET? ¿Los alien? Bueno, los científicos también los andamos buscando.

Si existe alguna civilización con la tecnología apropiada y con ganas de comunicarse, lo hará usando lo más veloz que hay en la naturaleza: la luz. Las ondas de luz que atraviesan más fácilmente el espacio son las de radio, ondas más pequeñas serían absorbidas eventualmente por las nubes de gas y polvo que hay en el espacio interestelar.

Hace 50 años, tres científicos propusieron que podríamos escuchar a los extraterrestres usando antenas llamadas radiotelescopios –que son similares a las que se usan para la recepción de televisión por satélite–. Los proyectos para la búsqueda de señales extraterrestres fueron llamados proyectos SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence).

El problema es que el término «inteligencia» puede ser muy debatible, después de todo, no se trata de hacer una prueba de coeficiente intelectual a larga distancia. Lo que buscamos, en realidad, son civilizaciones tecnológicas comunicativas, es decir, civilizaciones con la tecnología para comunicarse a larga distancia y con el deseo de hacerlo, aunque por razones históricas estos proyectos continúan usando el nombre de SETI.

Los involucrados en la búsqueda de señales extraterrestres van desde astrónomos profesionales, como los del Instituto SETI, hasta astrónomos aficionados que conforman sociedades como la Liga SETI. El proceso es relativamente sencillo, apuntan el radiotelescopio a una estrella y registran las señales de radio que vienen de esa dirección y las analizan. Hasta ahora no han encontrado nada, pero aún nos quedan muchas estrellas.

Lo más probable entonces es que la vida extraterrestre consista en seres microscópicos y, si hay por ahí algunos extraterrestres capaces de comunicarse con nosotros, deberemos esperar a que nos manden su foto. Mientras tanto, la estrategia de la ciencia es pensar en la Tierra y en sus habitantes como un ejemplo más de vida en el universo: si comprendemos cómo se originó la vida aquí, podremos buscar en qué otros lugares puede darse un proceso parecido. Y en tanto buscamos, tendremos que conformarnos con el extraterrestre en el espejo.

 

 

Referencias.

 

 

 

 

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Antígona Segura Peralta (México, D. F., 1971) quería ser rumbera pero nació demasiado tarde. Su fascinación por el cielo y los seres vivos la llevó a dedicarse a la astrobiología, la ciencia de la búsqueda de vida extraterrestre. Es investigadora en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM y sigue bailando aunque no le paguen por ello.

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Posted by Revista Cuadrivio

Revista de crítica, creación y divulgación de la ciencia

  1. Este web tiene escritos especializados sobre estos temas. Presentan pruebas sobre documentos antiguos la arqueologia y la biblia. Honorable Dinastia. http://honorabledinastia.wordpress.com/

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