FIFA: La suciedad del futbol

Por  |  1 Comentario

 

Las competencias deportivas son un festín disfrazado de nacionalismo y, como nación, es inevitable pasar por alto la corrupción de la FIFA (institución casi imperial) y el mal manejo de decisiones que ensucian al deporte más bonito del mundo. ¿Por qué llevar la justa deportiva más esperada por los fanáticos a lugares con poca cultura futbolística? Leonard H. Waldman nos da una respuesta a través de la figura autoritaria de Joseph Blatter.

 

Leonard H. Waldman


En todos los países nos quejamos de la política y sus representantes, bueno, en casi todos. En el futbol pasa lo mismo, los aficionados y amantes de este deporte generalmente nos encontramos hablando pestes sobre la FIFA[1], y hasta podríamos tener un programa como Tercer Grado en el cual nos sentaríamos a discutir por horas la política del futbol. Sí, el futbol es un arte maravilloso una vez que se le toma cariño; sí, pero también sabemos que es un negocio redondo en todo el mundo. Sin embargo, el cinismo con el que se maneja el organismo de FIFA a nivel mundial es francamente insultante, y llega a quitarle sabor al «deporte más hermoso del mundo».

¿Usted sabe quién es Joseph Blatter? Si no lo sabe, bueno, yo quisiera ser usted. «Sepp» Blatter es el presidente de FIFA, y es uno de esos viejos lobos de mar que se quedaron estancados en la era pre Internet. El hombre dirige la FIFA desde 1998, y a partir de entonces no ha entendido que los tiempos cambian, y que el deporte debe hacerlo también con el transcurso del tiempo. Su negativa de introducir tecnología para solucionar algunos problemas polémicos en el futbol (como la repetición instantánea en el futbol americano) han hecho que sigamos (jugadores, directivos, árbitros y aficionados) siendo precarios. La tecnología (en principio) debía hacernos avanzar, y qué mejor que hacer un deporte lo más justo posible utilizando los medios que se tienen al alcance. Pero no crea que ése es su principal defecto como presidente de un organismo más grande que la ONU[2].

Retrocedamos un poco al año 2006. El reportero investigador, Andrew Jennings, publicó el libro Foul! The Secret World of FIFA: Bribes, Vote-Rigging and Ticket Scandals, el cual causó gran controversia por revelar cómo varios oficiales tenían que devolver secretamente algunos de sus pagos, además de hablar sobre votos comprados en la lucha de Blatter por mantenerse a cargo de la FIFA, entre otros temas de corrupción.

Poco tiempo después, en un programa en la BBC[3], Jennings y Roger Corke (productor de la BBC) revelaron que la policía Suiza investigaba a Blatter por su participación en un trato secreto para pagar sobornos por un total de más de un millón de libras esterlinas a varios oficiales de la FIFA. En 2010, en otro programa de la BBC, Jennings alegó que tres miembros de la FIFA: Ricardo Teixeira, Issa Hayatou y Nicolas Leoz habían recibido gran cantidad de sobornos por parte de un socio de marketing de FIFA, International Sports Leisure, entre 1989 y 1999, mismo no había sido investigado por el organismo. Jennings publicó que los tres habían salido en una lista de más de 175 sobornos pagados por ISL[4], que sumaban un total de 100 millones de dólares. Incluso un ex miembro de ISL declaró que había sospechas de que la empresa había obtenido los derechos de marketing de las Copas del Mundo gracias a sobornos a la FIFA. Jennings también declaró en el programa que Jack Warner, vice presidente de FIFA y ahora ex presidente de CONCACAF[5] (la confederación en la que se encuentra México), estaba involucrado en la reventa de boletos para los partidos de las finales de la Copa del Mundo.

La FIFA dejó de permitirle acceso a Jennings a sus conferencias de prensa, sin aclarar la razón por la cual lo excluían. Además, muchos oficiales acusados en su programa no han querido responder a sus indagatorias sobre el tema.

En noviembre del año pasado se eligieron las sedes en las que se llevarán a cabo los mundiales de 2018 y 2022 (el del 2014 en Brasil). Ahora, al principio de su primer mandato, Blatter había prometido llevar el futbol a los lugares más remotos para que el deporte se jugara en todo el planeta, y que ayudaría a diversos países en el crecimiento de su cultura futbolística, lo cual parece una muy buena idea. No obstante, el hombre ha utilizado esa promesa y ese argumento para inflar su cuenta bancaria. El mundial de Rusia 2018 es, hasta cierto punto, bien otorgado a un país en el que el futbol ha crecido mucho -especialmente en la última década- mas la decisión de dárselo al pequeño, caluroso y país poco futbolero, pero increíblemente rico país de Qatar, levantó una polémica tremenda, ya que en la pugna por la sede estaban países que merecían ser anfitriones, más que Qatar.

A principios de mayo de este año, The Sunday Times publicó un nota sobre el porqué Inglaterra no se quedó con el mundial de 2018, y alegó que un ex árbitro declaró que Qatar había sobornado a varios integrantes de la FIFA para que votaran por su país, entre ellos: Issa Hayatou (de Camerún) y Jacques Anouma (de Costa de Marfil), de quienes se decía que habían recibido 1.5 millones de dólares en sobornos por voto.

Este año, «Sepp» Blatter volvió a ser elegido como presidente de FIFA, derrotando a su rival… nadie, por mayoría de votos. Sí, en la boletilla para votar por el nuevo presidente, sólo se podía tachar la opción de Joseph Blatter. ¿No había rival? En un principio, sí, pero para saber cómo es que quedó solo frente a la portería hay que retroceder un poco.

Más temprano este mismo año, el señor Chuck Blazer, secretario general de CONCACAF (confederación dirigida por Jack Warner), lanzó acusaciones contra varios integrantes de la FIFA, pues habían violado el código de ética del organismo en una reunión organizada por Mohamed Bin Hammam (que buscaba ser presidente la FIFA) y el mismo Jack Warner a principios de Mayo de 2011, en la que Bin Hammam habría ofrecido incentivos monetarios a varios oficiales de FIFA para que votaran por él en las elecciones para presidente. FIFA declaró que estaba investigando las acusasiones, y un poco después suspendió de sus actividades a Warner y Hammam. Tras lo anterior, Warner cuestionó a Blatter y dijo que había recibido un correo electrónico del secretario general del organismo en el que le declaraba que Qatar había comprado el mundial de 2022; posteriormente Warner diría que Blatter le había hecho una donación por varios millones de dólares para utilizar a su voluntad. Bin Hammam también se quejaría por haber sido suspendido, pero las asociaciones de Suriname y Bahamas declararon que habían recibido ofertas por 40 mil dólares en efectivo para votar por Bin Hammam en las elecciones. Lo curioso es que a Bin Hammam, quien era el único otro candidato para la elección, lo suspendieron de sus labores tan sólo unos días antes de la elección.

Y eso es sólo un pequeño resumen. La corrupción en FIFA no es solamente evidente, sino alarmante. A cargo de ella está un mafioso, de esos bien malos, malos, malos, que utiliza todos los medios necesarios para salirse con la suya y aumentar los números de su cuenta bancaria. ¿Le importa el futbol? No, en realidad no, un cavernícola podría darse cuenta de que el deporte necesita avanzar y de que ha llegado el momento de implementar la tecnología para no quedarnos atrás. Muchos países querían el cambio, pero al mismo tiempo, necesitaban el dinero que el señor Blatter les da indiscriminadamente. Sí, hay federaciones tan pequeñas que casi han sido puestas por FIFA (en ese «esfuerzo» por llevar el futbol a todos lados) que dependen directamente del dinero que el organismo les otorgue, y por lo mismo no pueden unirse al cambio. Sí, es un círculo vicioso. Cuando Blatter se vio amenazado, ahí sí decidió hacer una investigación para suspender a un rival que se veía con posibilidades de destronarlo (sí, utilizando los mismos métodos que él). Y todo esto no se le ha hecho suficiente al cinismo de Blatter, ahora ha juntado un equipo de «asesores», que incluyen al ex futbolista holandés Johan Cruyff, a Henry Kissinger y a Plácido Domingo.

Como podrá ver, el futbol no sólo es un negocio redondo, un deporte, una competencia… es algo mucho más político: una política sucia, que tiene a los aficionados del futbol hartos y al mismo tiempo estancados.

NOTAS


[1] FIFA (Fédération Internationale de Football Association)

[2] ONU (Organización de las Naciones Unidas)

[3] BBC (British Broadcasting Corporation)

[4] ISL, ex agencia de comercialización de derechos de FIFA

[5] CONCACAF (Confederation of North, Central American and Caribbean Association Football)

________

Leonard H. Waldman (ciudad de México, 1990). Es amante del futbol, especialmente el inglés desde los cuatro años, por la influencia de su padre. Fundador y columnista del blog online «Trequartistai», además de contribuir en la web británica «Bagsy Not In».

Print Friendly

Cuadrivio, revista de literatura, política, ciencias y artes.

1 comentario

  1. Pingback: El museo de dinosaurios en la FIFA « Blog Penellagr

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>