Verbena
Miroslava Rosales Vásquez
Poesía
sácame poesía de la estancia polar
de los brazos de la anfetamina
sé la diosa en la incertidumbre
tú que amas
a los más pequeños
los carentes de gracia
de la fuerza telúrica
tú que amas
el cometa en el cielo
sácame poesía
de la ciudad escombro
de la ciudad violenta estrella
ciudad carnicería
no me dejes sin sábana
sin tu caricia maternal
sin mariposas rojas eléctricas
sin tu dulce refugio de leche
verde refugio
refugio de narcisos
refugio con aroma de menta
poesía
tú si sabes del estremecimiento
de los disparos de los aullidos
una mirada tuya
alumbra
una mirada tuya
despierta
una mirada tuya
eleva
sácame
mira mis intestinos
en la calle
en el centro de la ciudad
mira mi corazón en la plaza de los ahogados
haz que sueñe
con margaritas en las escalinatas
caducifolios en las manos
que sea mi palabra
de hierro
de mármol
cromada
esbelta
sin heridas
deslumbrante en la noche
motor enfurecido
poesía
un sismo
mi corazón
acantilado
mi corazón
un nudo de estallidos
mi corazón
una cuchilla
mi corazón
un arsenal de miedo
mi corazón
poesía
mira las letras
cómo lloran de rabia
escucha sus lamentos
en esta cloaca
escucha su crujido
escucha sus trompetas
escucha los tambores sin límite
poesía
la noche es una aplanadora
poesía
despierto
mis violines la escarcha
mis ojos puertas de metal
mis ojos incapaces del vuelo
mis ojos muros de contención
avanzo
con el llanto en las puntas de mis dedos
avanzo
hasta diluirme en la ciudad
tanto perdido
tanto perdido
verbena
mi corazón
verbena en las ventanas de tu cuerpo
La madre
¿sabes del corazón subterráneo fulminante de tu madre? ¿sabes de sus dulcísimas manzanas? ¿sabes de los nísperos de su corazón abierto al cielo? ella sí sabe de tu miedo a los dormitorios sin lámparas encendidas al descenso a la verticalidad del cincho y el puño
ella llora debajo de las sábanas mientras paseas por el sueño de aviones supersónicos con un traje de estrellas y el frío se desliza en su pequeña anatomía de pájaro ahogado la lluvia de navajas y golpes no cesa
tus caricias
el sol
tus caricias
elevan
tus caricias
la salvan
ella llora debajo de las sábanas con su boca sellada a martillazos
con un grito te dio el universo y fue forjando desde el primer instante la ternura te calentaba el agua antes de tu baño y pasaba diez minutos bajo el sol para que fueras secándote poco a poco buscaba en sus bolsillos los últimos centavos: había que comprar la leche y siempre fue dando a tu cuerpo lo mejor de su tejido a veces agrio a veces dulce y venerable a veces tan radiante como los girasoles de las aceras
colmó de manzanilla tu corazón desde tu nacimiento
de su tierra
de sus luciérnagas
de su lluvia
fuiste formado en su vientre
ella,
la niña de mil años,
madre del mundo,
abnegada, feroz, obtusa, providente,
jilguera, perra, hormiga, jabalina,
carta de amor con faltas de lenguaje.
sabe
del huracán
que te dará la bienvenida cuando crezcas
de los sismos
en la entrada del mundo
un día te perderás en la bruma de las caídas sin que sus brazos te detengan sin que su canto tan melancólico como el de las ballenas pueda conmoverte para entonces habrás perdido tanto de la transparencia que te habitaba la mirada habrás perdido las alas de tus dedos la melodía de tus dedos uno a uno fracturado
¡cuánto desea que su vientre fuera tu único refugio!
ella llora debajo de las sábanas
es vulnerable
como a los cinco años cuando solitaria en los recreos leía El principito
se caía en cada juego temblaba se orinaba en su cama y al día siguiente corría asustada de su crimen
ella llora debajo de las sábanas
por tus primeras sílabas por tu risa en la cuna por tus primeras fotografías
escribe tus primeros pasos en un diario de pasta azul
te lo dará cuando entres al pantano de los días cuando puedas volcar los insectos de tu miedo a la página en blanco
un día serás más grande que su sombra y tendrás vergüenza de sus olvidos de su tartamudeo de su caminar inseguro en las aceras y así poco a poco dejarás de buscarla será polvo en el piso
¡cuánto desea que su vientre fuera tu único refugio!
no sabes del corazón subterráneo de tu madre colmado de árboles caídos uno a uno por el viento de los árboles que se secaron por los veranos más asesinos no sabes de sus manzanas dulcísimas lanzadas al fango
ella llora debajo de las sábanas enferma hecha añicos y repite tu nombre sin poder destruir el cielo gris que te espera sus manos pronto dejarán de traer mariposas a tu pecho sus manos ya no serán cántaros
ella llora debajo de las sábanas
ella llora debajo de las sábanas mientras duermes
El último día
niña de melodías ahogadas
de mil gorriones fluorescentes
tú la madre de ramas y eucalipto
me diste aroma de vainilla y menta
caudalosas aguas
con tu delicadeza formaste mi nombre
desde pequeño desde las primeras sílabas desde las primeras caídas sabía que un abismo me abrazaría el corazón hasta asfixiarlo
lo sabía
a veces en las noches sentía sus pasos alrededor de la cama cuando niño
escuchaba tambores que me llamaban
como si fuera mi destino un ritual de clavos y navajas
madre
no sabes de mis noches bajo las sábanas
lloraba
me orinaba de tanta fiebre
había dado tus estrellas a los acantilados
cuando crecí
di con los huracanes supe de la vulnerabilidad de los muelles de las torres ya no tenía tu refugio de hormigón
los girasoles que sembraste en mi corazón se secaron de tanta espera
mis peces fueron dados a los hornos
se volvieron escarcha las personas de la ciudad
dieron su grito a las alcantarillas
recorrí el territorio de mugre por 25 años
25 años cavando en la tristeza de los trenes sin reparación
25 años siendo muro de musgo
hoy pido el último disparo
esta noche fue el último abrazo
(no lo sabías)
tomamos el café de costumbre y unos alfajores
vimos un rato la televisión
te di un beso
siempre en la frente
tomé la pluma que me diste de cumpleaños
he escrito esto en mis vísceras
sé que tus lágrimas te vaciarán
madre
por qué nuestro linaje es de gallinas degolladas de perros callejeros sarnosos
somos del árbol genealógico que busca la muerte muy temprano
madre
esta noche recuerdo tus canciones de cuna tus cuentos
las noches que me diste los planetas lumínicos de tu poesía
madre
yo te leía
sabía de tu llanto debajo de las sábanas
tu llanto
alto como los rascacielos
tu noche
alta como los rascacielos
¿cuándo dejaste de ser cántaro de mariposas anaranjadas?
¿cuándo dejaste que las letras te arrastraran como una corriente y te perdieran?
¿cuándo diste los besos a los serruchos?
madre
esta noche solo recuerdo tus vuelos de margaritas y magnolias las mañanas cuando te miraba desde mi ventana con tus vestidos blancos sembrando rosas y narcisos cuando te miraba árbol de lentejuelas rojas cuántas veces comí de tus dulcísimas manzanas cuántas veces me diste de tus nísperos para salvarme de las tinieblas cuántas veces me diste palabras de almohada cuántas veces me diste agua en los hospitales
esta noche solo recuerdo tu letra hecha de algodones y violines que parecen llorar con sólo rozarlos madre sólo recuerdo la vez que me llevaste al mar cuando conocí tomado de tu mano las tortugas los pelícanos las gaviotas cuando supe de la fuerza inconmensurable del mar casi me toma del cuello y me lleva a su vientre hondo extenso oscuro como este corazón que hoy escribe
he pasado leyendo el diario que construiste pensabas registrar el crecimiento de mis árboles rojos y lumínicos para tus ojos pero siempre fueron nieve polvo sal siempre fui un caducifolio enamorado del imposible siempre un congelador con carne descompuesta
madre
esta noche será breve será lenta será la última
escucharás
desde la sala
un disparo
habrá cesado
el linaje de cuervos
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Nací bajo el signo del lagarto para los mayas; la serpiente, para los aztecas; el búfalo, para los chinos; el arco, para los árabes; el hacha, para los gitanos; el saúco, para los druidas; el mercurio, para los alquimistas, un 14 de diciembre de1985, alas 2:10 a.m, en San Salvador, El Salvador. Mi planeta es Júpiter, mi color el púrpura y mi personaje redentor Medea. A veces me pienso como un personaje de Roberto Bolaño. Mi nacimiento se dio por la muerte. Soy un animal condenado a la nostalgia.