Saturday, 15th February 2014

La crisis española y el soberanismo catalán

Publicado el 16. dic, 2012 por en Política y sociedad

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El pasado 11 de septiembre, España se vio sorprendida por una marcha multitudinaria en Barcelona donde se exigía la independencia de Cataluña. El resurgimiento del autonomismo catalán y la iniciativa de referendo por la soberanía de un nuevo Estado Europeo hicieron de las pasadas elecciones parlamentarias de Cataluña, del 25 de noviembre, un suceso crucial para el futuro de España. Una investigación panorámica a cargo de Roberto Larrañaga.

 

Roberto Antonio Larrañaga Domínguez

 

El pasado día 11 de septiembre un acontecimiento introdujo un nuevo tema a la política española, ya de por sí ocupada con problemas como el desempleo, la crisis y un posible rescate al país desde la Unión Europea: el centro de Barcelona se vio inundado por una multitudinaria manifestación que pedía la independencia de Cataluña bajo el lema Cataluña, nuevo estado de Europa, en el día nacional de la comunidad autónoma. Acudieron al evento entre 600,000 (según el diario El País) y 1.5 millones de personas (según cálculos de la Guardia Urbana); sin duda, una de las manifestaciones más grandes que se hayan visto (o la más grande) en la segunda ciudad más poblada de España[i]. La asistencia a esta concentración contrasta con las 10,000 personas que asistieron a la Diada Nacional de Catalunya del año anterior, de cariz menos independentista[ii].

El presente artículo tiene como propósito responder a dos preguntas: ¿qué explica el ascenso del separatismo en Cataluña, siendo que hasta hace pocos años era claramente marginal ante posiciones más moderadas?, y ¿en qué podría desembocar la apuesta secesionista que lidera Artur Mas, presidente de la Generalitat (o sea, el gobierno de la comunidad autónoma)? Para responder a estas preguntas es preciso comenzar repasando algunos antecedentes; por ejemplo, el gobierno catalán anterior al actual, al frente del cual estuvo el socialista José Montilla, su propuesta de reforma del Estatuto de autonomía de Cataluña y el posterior rechazo de ésta por parte del Tribunal Constitucional de España. Más adelante se estudiará el discurso nacionalista que se maneja desde las instituciones autonómicas, en particular en los ámbitos económico e histórico. Después se analizarán los sucesos más relevantes desde el 11 de septiembre hasta la fecha para comprender en qué ambiente político se llevarán a cabo las elecciones al Parlamento de Cataluña el próximo 25 de noviembre de 2012 y qué consecuencias podrían tener los distintos resultados posibles. Finalmente, a pesar de que en ciencias sociales no es posible hacer predicciones con gran certeza, se propondrán algunas posibles repercusiones de esta ola soberanista catalana en el resto de España, en particular la introducción en el debate político del tema de un cambio constitucional que lleve al país hacia un modelo federal.

 

Antecedentes: el Estatut, la crisis española y el retroceso del Partido Socialista Obrero Español

No es necesario detallar la historia política de España ni de Cataluña desde la transición a la democracia hasta la actualidad, para comprender la deriva soberanista de hoy en la comunidad autónoma. Sin embargo, es preciso repasar algunos sucesos básicos: después de la caída de la dictadura franquista, en 1977, Josep Tarradellas, presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio, regresó a España para fungir como presidente de la comunidad autónoma de manera provisional. En el año de 1980 lo remplazó Jordi Pujol, quien estaría al frente del gobierno catalán hasta finales del 2003. Este personaje, aunque actualmente independentista, fue durante sus años en el poder un nacionalista moderado que defendió los intereses de su comunidad autónoma sin plantear la secesión, y avanzó en el autogobierno y la autogestión[iii]. Pujol fue el fundador del partido liberal y nacionalista Convergencia Democrática de Cataluña, que desde 1980 ha participado junto con el partido democristiano Unión Democrática de Cataluña en las elecciones autonómicas en una federación nacionalista que lleva el nombre de Convergència i Unió (CiU), actualmente en el poder.

En diciembre del 2003, después de 23 años de pujolismo, llegó a Cataluña un nuevo período político en el que los presidentes socialistas Pasqual Maragall y José Montilla presidieron el gobierno autonómico de 2003 a 2006, y de 2006 a 2010 respectivamente, con el apoyo de una coalición tripartita, compuesta por el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), Izquierda Republicana de Cataluña (ERC por sus siglas en catalán) y los ecologistas de izquierda de la coalición Iniciativa por Cataluña Verdes-Izquierda Unida y Alternativa (ICV-EUiA). Este período es de gran importancia para comprender una de las causas principales del actual auge del independentismo catalán: el gobierno de Maragall promovió una reforma del Estatuto de autonomía de Cataluña, que contó con el apoyo de CiU (entonces al frente de la oposición) y del entonces presidente José Luís Rodríguez Zapatero. Esta iniciativa se aprobó en el Parlamento de Cataluña, en las Cortes Generales, y obtuvo un amplio apoyo en un referéndum a mediados de 2006, con un 74% de votos a favor[iv]. La reforma del Estatut proponía que se reconociera a Cataluña como una nación, además de grandes pasos en el autogobierno y en la financiación autonómica, aunque limitaba la solidaridad fiscal a aquellas comunidades cuya aportación fiscal fuera similar a la de Cataluña, e introducía otras propuestas un tanto controvertidas, en particular en el ámbito lingüístico y en el judicial. Sin embargo, esta reforma promovida por los socialistas catalanes tuvo que hacer frente a un recurso que interpuso el Partido Popular (PP, actualmente al frente del gobierno español) en contra de la iniciativa, y que culminó con una sentencia del Tribunal Constitucional que invalidó varios puntos de la propuesta de reforma a mediados del 2010[v]. El rechazo del Estatut causó el descontento del gobierno de España y del gobierno de José Montilla, pero sobre todo, tuvo como efecto una gran decepción en la ciudadanía catalana, y prueba de ello fue la gran asistencia a la manifestación del 10 de julio de 2010, que contó con el respaldo de todos los partidos catalanes, excepto del PP y de Ciutadans (C’s), y que marchó con el lema de «Somos una nación, nosotros decidimos».

Sin embargo, hay muchos otros factores que han influido de manera significativa en el auge del independentismo catalán. El primero de ellos es la crisis económica por la que está pasando España en el contexto de la crisis de la zona euro. Mariano Rajoy no se ha visto aún en la necesidad de solicitar un rescate a Bruselas, pero sin duda su gobierno ha desmantelado el Estado de bienestar que se forjó durante el gobierno socialista, limitando el gasto público, las ayudas sociales y adoptando medidas recesivas de ahorro que le solicitan desde su partido y desde la Europa de Angela Merkel, a pesar de las advertencias del FMI, de que una política de austeridad en el sur de Europa puede tener efectos fatales[vi]. España es hoy en día el país europeo con la segunda mayor tasa de desempleo después de Grecia, y por primera vez en la historia la tasa de desempleo ha superado el 25%[vii]. En ese contexto ha sido fácil para el nacionalismo catalán difundir la idea de que la culpa de los problemas económicos de Cataluña los tiene Madrid, y que a la región le iría mejor si tuviera un Estado propio.

No obstante, si algún efecto político evidente tuvo la crisis en España, éste fue la caída en picada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y con ella también la caída del PSC, lo que explica en gran medida el triunfo del PP en España en general, y de CiU en Cataluña. La consecuencia política de los resultados de las elecciones de 2010 en las relaciones entre la comunidad autónoma y el gobierno central fue negativa, en el sentido en que el PP fue el partido que se opuso a la reforma del Estatut, anteriormente comentada, y CiU, partido nacionalista catalán, decidió adoptar un discurso catalanista que se comentará más adelante. El PSOE (y el PSC) fueron los grandes perdedores de las últimas elecciones, y eso ha acabado con la estrecha relación que había entre el gobierno central y el gobierno catalán, ambos socialistas antes de 2010. Pero las relaciones amistosas durante el mandato de José Montilla y el segundo mandato de Zapatero no se debían únicamente al simple hecho de que ambos gobiernos pertenecieran al mismo partido, sino también al hecho de que el PSOE ha tendido a ser más flexible que la derecha española en el debate territorial, mostrándose más dispuesto a negociar avances en la autonomía regional y haciendo uso de un discurso con tono más conciliatorio. Hoy en día, poco queda de eso en un contexto en el que la izquierda está sumamente debilitada en el panorama político español.

En suma, en esta primera parte se han estudiado tres antecedentes que pueden explicar en gran medida el avance del separatismo catalán: la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la reforma del Estatuto de autonomía de Cataluña, la gravedad de la crisis en España y la caída del PSOE-PSC. La siguiente parte analizará un cuarto factor de peso en el estudio del fenómeno independentista.

 

«Espanya ens roba»: el discurso nacionalista que se maneja desde las instituciones autonómicas

 Los factores anteriormente estudiados propiciaron un cuarto factor que se estudiará a continuación: el hecho de que, desde el ascenso de Artur Mas a la presidencia de la Generalidad de Cataluña, se ha manejado un discurso político nacionalista que ha terminado por convencer fácilmente a gran parte de la ciudadanía catalana de que sus problemas económicos (entre otros) son la culpa de Madrid, y de que las cosas irían mucho mejor si Cataluña se independizase y construyese un Estado propio.

Los dos años de gobierno de Artur Mas se han caracterizado por amplios recortes en el sector público, para lo cual ha contado con el apoyo del PP en el Parlament[viii]. Estos recortes han afectado particularmente al sector de la sanidad[ix]. pero los efectos de la disminución del gasto público también se han hecho sentir en el aumento del desempleo, del índice de pobreza y en una reducción en el presupuesto destinado a la educación pública[x]. Durante los últimos dos años, el gobierno de CiU también se ha visto implicado en algunos escándalos de corrupción; de éstos, el que ha causado mayores reacciones ha sido el «caso Millet», en el que se ha encontrado evidencia de que se desvió parte del presupuesto del Palacio de la Música Catalana, y que ese dinero había parado en manos del partido que lidera Artur Mas: Convergencia Democrática de Cataluña[xi]. Y sin embargo, a juzgar por el número de asistentes a la gran manifestación del pasado 11 de septiembre, el gobierno catalán ha sido muy astuto y ha tenido éxito en hacer pasar el tema de los recortes y de la corrupción a segundo plano, para que el debate político se centre en la cuestión territorial. Y esto se ha logrado mediante la utilización de un discurso de enfrentamiento entre España y Cataluña.

El discurso nacionalista que manejan tanto CiU como los demás partidos nacionalistas catalanes se ha caracterizado por describir a Madrid como el agresor, y al pueblo de Cataluña como la víctima. Me gustaría citar a Fernando Escalante en lo que se refiere a la asociación que hace entre nacionalismo y resentimiento, pues si por algo se caracteriza el discurso separatista es por su construcción sobre el resentimiento:

 

 El resentimiento es una alambicada metamorfosis de la envidia que resulta en el deseo de rebajar todo mérito, en negar que haya algo realmente valioso o apreciable. Es consecuencia lógica y muy inmediata de alguna carencia, defecto o incapacidad notoria, considerable. Es de hecho un intento de aliviar el dolor y la humillación que ocasiona esa carencia, haciéndola insignificante. El resentido vive en la convicción de haber sido víctima de un despojo irreparable. No es por su culpa que carece de esto o lo otro, ni hay mérito alguno en quienes lo poseen: todo es producto de una injusticia fundamental, que trastorna el orden natural de las cosas [...]. El más desconcertante de los rasgos típicos del resentimiento consiste en que, una vez desatado, cuesta trabajo ponerle límites: se dirige contra todo y contra todos. [...] Y no hay virtud salvo en las víctimas, cuyo mérito está en serlo.

De entrada hay afinidades de mucho bulto entre el resentimiento y el nacionalismo; son emociones que se prestan a confusión. [...] Visto con sangre    fría, todo nacionalismo es profundamente ridículo y disparatado, infantil; suele requerir el auxilio de una penosa serie de flaquezas: mezquindad, egoísmo, miopía, rencor, y es probable que en el fondo sirva sobre todo para dar satisfacción a necesidades narcisistas poco decorosas [...]. Cuanto más ridículo, sin embargo, cuanto más infantil y carente de base, puede tener también derivas más oscuras; en particular, cuando la nación, desprovista de tantas cosas, aparece como víctima. [...] Ya no se trata de lo incomparable, sino de la superioridad moral de la nación, consecuencia natural del heroísmo con que ha soportado injustos padecimientos. Una historia vengativa, resentida, que encuentra en los agravios pasados justificación para cualquier atrocidad en el presente[xii].

 

Esta descripción del nacionalismo ilustra muy bien el discurso que se ha manejado los últimos dos años en Cataluña. Si bien es cierto que el rechazo de varios puntos de la reforma del Estatuto de autonomía de Cataluña dio lugar a un gran descontento justificado en la ciudadanía catalana, últimamente han resonado frases que alimentan el resentimiento. Buenos ejemplos son «España nos roba», y «España no nos quiere, no nos acepta como catalanes». La primera frase refleja la difícil situación económica por la que está atravesando el país, y viene acompañada de ciertos malentendidos, a veces con un trasfondo clasista. Por ejemplo, se sugiere que Cataluña «mantiene» al resto de España, al ser una de las comunidades autónomas que más aportan en impuestos, y a menudo a esta afirmación le siguen frases despectivas hacia Andalucía y Extremadura, reproduciendo el mito que se está dando en toda Europa: «El norte es responsable y trabajador, y el sur es flojo y mantenido». Lo que poco se comenta en el discurso independentista y en los medios ligados a la Generalidad, como la cadena de televisión TV3, es que Cataluña es la comunidad más endeudada de España, y es la que recibe más dinero del Estado por habitante y por año[xiii].

Además del tema económico, que explica en buena medida el ascenso del independentismo facilitando los estereotipos y proponiendo explicaciones simplonas del malestar que causa la crisis, el discurso secesionista catalán ha querido encontrar en la historia un recurso para justificar las posiciones separatistas. Por ejemplo, últimamente se ha hablado de una «ocupación española de Cataluña desde 1714», sugiriendo que la comunidad alguna vez ha sido independiente. Se ha convertido la Guerra de Sucesión Española en «guerra de secesión», pues se quiere promover la idea de que el 11 de septiembre de 1714 Cataluña luchó por su independencia, cuando en realidad apoyó al bando de los Austrias en contra de los Borbones, junto con otras regiones españolas. Pero al sentimiento nacionalista en realidad poco le importa la verdad histórica, pues el objetivo ha sido construir una historia de resentimiento que todo lo justifique, y en la que se utiliza la retórica más pueblerina para describir al pueblo como la víctima de antaño de Madrid.

Sin duda alguna los factores que se describieron al principio, en especial la crisis en España y el rechazo de la reforma del Estatut, han sido cruciales para explicar el éxito de esta retórica, pero no tendría tal eco si no la hubiera promovido «desde arriba» el gobierno catalán.

 

De la Diada a las elecciones del 25 de noviembre

La multitudinaria manifestación del pasado 11 de septiembre en Barcelona ha tenido múltiples efectos tanto en la política española como en la catalana. A continuación se repasarán los sucesos más importantes desde ese día para analizar en qué medida el debate soberanista condiciona las elecciones del próximo 25 de noviembre de 2012 al Parlamento catalán.

La Diada Nacional de Catalunya de 2012 ha sido la más exitosa en cuanto a la cantidad de personas que asistieron, y fue diferente de las Diadas anteriores en el sentido en que ésta era claramente independentista, no autonomista. Su éxito se debió, además de los factores ya mencionados, al gran esfuerzo de movilización por parte de la Asamblea Nacional Catalana, organización política cuyo objetivo central es la independencia política de Cataluña. Esta asociación ha tenido una gran capacidad de movilización debido a su amplia presencia municipal y sectorial, y organizó para el pasado 11 de septiembre varios autobuses en la mayor parte de los municipios de Cataluña, de tal manera que acudieran a la marcha independentista el mayor número de personas posible[xiv]. La marcha marcó, sin duda, un antes y un después en la política catalana y en la española. La consecuencia más evidente fue que el sentimiento independentista ha convertido el tema de la secesión en el eje central de la política catalana[xv]. De hecho, Artur Mas dio un giro en su discurso: pasó de ser el gran promotor de un pacto fiscal que diera a Cataluña la misma autonomía fiscal que tienen el País Vasco y Navarra, a defender a capa y espada la necesidad de que la comunidad autónoma se dote de las estructuras de un Estado[xvi]. Desde ese día, el líder del ejecutivo catalán ha propugnado un posible referéndum a favor de que, como sugería el nombre de la manifestación, Cataluña se convierta en el próximo Estado de Europa. La marcha histórica le sirvió poco como carta de negociación con el gobierno central, pues pocos días después se reunió con Mariano Rajoy en el Palacio de la Moncloa, donde no se llegó a acuerdo alguno. El presidente del gobierno español se mostró inflexible ante las demandas de pacto fiscal de Artur Mas, e insensible ante la manifestación, lo que, por supuesto, ha tenido como efecto un mayor enfrentamiento entre ambos gobiernos y una apuesta independentista por parte de Mas[xvii]. El presidente de la Generalidad de Cataluña ha procurado internacionalizar el independentismo catalán y busca tener algún apoyo fuera de España. Por ejemplo, viajó a Moscú a finales de octubre[xviii] y a Bruselas pocos días después para buscar la posibilidad de independencia sin que Cataluña salga de la Unión Europea[xix], pero sus esfuerzos han sido en vano[xx].

La apuesta soberanista de Artur Mas ha hecho, por una parte, que haya una cierta polarización dentro de la sociedad catalana. De momento, han sido varios los empresarios catalanes quienes han manifestado su desacuerdo con la independencia, dejando claro que son partidarios de otras alternativas, como avanzar en la autonomía[xxi]. Además, una parte de la sociedad catalana se ha pronunciado en contra de las generalizaciones, del discurso del enfrentamiento y de la opinión que supone que no estar a favor de la independencia es ser un «mal catalán». Parte de este sector de la sociedad se organizó en las redes sociales, de donde surgió una asociación civil apartidista, Plataforma Cívica D’Espanya i Catalans, que logró una concentración numerosa de simpatizantes el Día de la Hispanidad (12 de octubre) en la Plaza Cataluña de Barcelona[xxii]. Por otra parte, la apuesta secesionista del gobierno catalán ha hecho que el debate soberanista, un posible referéndum y la independencia acaparen la campaña de las elecciones al Parlamento de Cataluña del próximo 25 de noviembre. El partido en el poder, CiU, va a ser, según las encuestas, el gran ganador de la contienda. Lo que no se sabe aún es si contará con la mayoría absoluta, lo que daría fuerza a la apuesta independentista de Mas, o si tendrá que pactar con otras formaciones políticas. De momento, CiU ha procurado evitar la palabra independencia en su campaña, y al parecer está sufriendo un problema interno, pues Josep Antoni Duran i Lleida, líder de Unión Democrática de Cataluña, parece no estar convencido de una posible secesión catalana[xxiii]. No obstante, es muy probable que la federación nacionalista consiga rozar la mayoría absoluta. Los votos más radicales los captarán los partidos que hablan abiertamente de independencia, que son Izquierda Republicana de Cataluña (ERC) y Solidaridad Catalana por la Independencia (SI). Estos partidos han llegado a plantear la posibilidad de conseguir la secesión mediante una declaración parlamentaria, en lugar de un referéndum. El gran perdedor de las elecciones parece que será el ya de por sí debilitado PSC, que hace poco sufrió de una crisis interna, pues uno de los suyos, Ernest Maragall, abandonó el partido para crear uno nuevo, que fuera separatista y de izquierdas[xxiv]. El líder socialista Pere Navarro ha decidido centrar su campaña electoral en la posibilidad de una España federal, además de darle prioridad a temas como el desempleo. El PP de Alicia Sánchez Camacho aspira a convertirse en el segundo partido más votado en Cataluña ante el hundimiento socialista[xxv], y Ciudadanos, el pequeño partido que más claramente se opone al secesionismo (aunque es favorable a una reforma federalista) duplicará su número de escaños en el parlamento autonómico, según las encuestas.

En suma, las próximas elecciones en Cataluña condicionarán el futuro de la política catalana y española. Lo más probable es que la pérdida de votos del PSC termine favoreciendo un parlamento más soberanista, y que Artur Mas siga siendo el presidente de la Generalidad. Es probable también que la próxima legislatura se centre en el tema de una consulta secesionista, que la Constitución no permite. Pero aún no se sabe si CiU conseguirá la mayoría absoluta (68 diputados). En todo caso, la campaña electoral se centrará en el tema de la independencia, haciendo pasar a segundo plano temas como los recortes y el desempleo.

 

Conclusión: ¿hacia una España federal?

El futuro del tema del secesionismo catalán es incierto. ¿Se atreverá Artur Mas a organizar un referéndum ilegal? ¿Se moderará y negociará con el gobierno central? ¿Estará dispuesto Mariano Rajoy a ceder y negociar? Estas preguntas aún no tienen respuesta, poco puede decirse antes de los resultados de las elecciones del 25 de noviembre de 2012.

El asunto de una consulta a la población catalana parece ser el más problemático, pues la Constitución no permite un referéndum que ponga en entredicho la unidad de España y sin embargo el PSC está de acuerdo en llevarlo a cabo, además del polo nacionalista (CiU, ERC y SI), lo que ha causado un cierto enfrentamiento con el PSOE[xxvi]. Es muy poco probable que la ley española permita avanzar un referéndum independentista, a diferencia de los casos canadiense y británico, donde ya se ha consultado en varias ocasiones a Québec, y se consultará en 2014 a Escocia, sobre la independencia. La solución parece estar en la negociación entre el gobierno español y el catalán, pero Rajoy tendrá que aceptar ceder en autonomía fiscal, y Mas tendrá que abandonar su apuesta independentista.

Sin embargo, la ola independentista en Cataluña ha logrado, quizás sin querer, introducir un tema en el debate territorial: la opción de una reforma constitucional que lleve a España a un modelo federal, pues varios hablan del fracaso del Estado de las autonomías. El PSOE parece secundar la apuesta federalista del PSC ante el independentismo catalán. No obstante, hay un problema, y es que el PSC habla de un «federalismo asimétrico», pues políticos como Pere Navarro y Carme Chacón dicen que «España es asimétrica», afirmación a la que se oponen los presidentes de otras comunidades autónomas, como el socialista andaluz José Antonio Griñán. El problema del «federalismo asimétrico» es que daría mayor autonomía a unas comunidades que a otras, y es poco probable que esta propuesta prospere. Si la Diada ha tenido un efecto claro en la política española, es que el debate territorial y la posibilidad de un modelo federal han ganado importancia. Así, España tiene ahora dos retos políticos mayores: el económico y el del Estado de las autonomías.

 

Post scriptum: brevísimo análisis de los resultados de las elecciones autonómicas

Todo lo dicho hasta ahora se escribió antes de los comicios que convocó de manera anticipada el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Este breve epílogo se propone analizar el panorama político tras las elecciones al Parlamento de Cataluña el pasado 25 de noviembre de 2012, que han sido las que han contado con mayor participación en Cataluña desde 1984[xxvii].

El gran perdedor de estas elecciones fue el partido al frente del gobierno catalán, Convergència i Unió. Artur Mas esperaba capitalizar el sentimiento soberanista y lograr que su partido tuviera la mayoría absoluta en el parlamento autonómico. Para eso necesitaba ganar seis diputados más de los que ya tenía en 2010, que eran 62. Sin embargo, CiU no sólo no ganó diputados, sino que perdió 12 escaños en el parlamento, siendo así la formación política que más votos perdió, comparando con los resultados electorales de 2010. Ahora bien, a pesar de eso, CiU fue el partido más votado en Cataluña y, por lo tanto, Artur Mas seguirá siendo el presidente del gobierno catalán en esta nueva legislatura, aunque con menos apoyo en el Parlament. Es importante mencionar que pocos días antes de las elecciones, en plena campaña política, el diario El Mundo publicó un borrador policial que aseguraba que Mas y el ex presidente Pujol tenían cuentas bancarias no declaradas en Suiza, pero a final de cuentas se ha dudado de la autenticidad del informe, y Mas ha denunciado un «juego sucio» en el que estaría implicado, según él, el gobierno español[xxviii].

El segundo partido que más perdió escaños en el parlamento es el PSC, que a pesar de haber sido la segunda fuerza más votada en Cataluña, pasa a ser el tercer partido por número de diputados (pasó de 28 a 20 escaños). El segundo puesto se lo ha quitado Esquerra Republicana de Catalunya, con 21 diputados para la nueva legislatura, lo que demuestra que ha sido el partido que más ha capitalizado el sentimiento soberanista. El PP ha conseguido mantenerse, ganando un diputado (19). ICV-EUiA, partido que aboga por «el derecho a decidir», pero que critica los recortes sociales de Mas, también ganó escaños, pasando de 10 a 13 diputados. Sin duda alguna, el partido que más se benefició de los resultados es Ciutadans, partido que ha querido mostrarse como el más antagónico al proyecto independentista de Mas, pasando de 3 a 9 escaños en el parlamento. Finalmente, los independentistas anticapitalistas de CUP lograron, por primera vez, tener representación parlamentaria, consiguiendo 3 diputados.

Artur Mas será, pues, el presidente catalán esta nueva legislatura, pero tendrá que pactar con otras fuerzas políticas. Ya ha anunciado que está dispuesto a negociar con ERC y con el PSC, pero este último partido, al parecer, no le facilitará las cosas a Mas al no haber conseguido apoyo para sus propuestas durante la legislatura pasada. Por lo tanto, lo más probable es que CiU vaya a gobernar con ERC, siguiendo con su apuesta soberanista, y Oriol Junqueras (líder de ERC) tendrá que ceder y aceptar los recortes que ya ha anunciado Artur Mas,  que serán más severos que los de los últimos dos años. Es de esperarse, pues, que la apuesta del gobierno catalán sea organizar un referéndum de autodeterminación los próximos años, y dar seguimiento a la «construcción nacional» catalana y a la internacionalización de su soberanismo, contando con el apoyo de ERC. Esto, por supuesto, dificultará el diálogo con el gobierno de España. Mientras tanto, el logro del PSC ha sido que el PSOE secunde su apuesta federalista, aunque la socialdemocracia en España sigue cayendo, desafortunadamente a mi parecer, en picada.

 

NOTAS



[i] Àngels Piñol, «El independentismo catalán logra una histórica exhibición de fuerza», en El País. Madrid, 11 de septiembre, 2012. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/11/catalunya/1347375808_419590.html.

[ii] Milagros Pérez Oliva, «Independentismo de corazón y de conveniencia», en El País, secc. Política. Madrid, 16 de septiembre, 2012. http://politica.elpais.com/politica/2012/09/14/actualidad/1347653709_791863.html.

[iii] Por ejemplo, logró pactar un nuevo modelo de financiación con el ex presidente Aznar, lo que supuso la cesión de un 30% del impuesto sobre la renta a la Generalidad de Cataluña. Para más información, véase Milagros Pérez Oliva, op. cit.

[iv] «El Estatut sale adelante con el 74% del voto, pero la participación no llega al 50%», en El Mundo. Madrid, 19 de junio, 2006. http://www.elmundo.es/elmundo/2006/06/18/espana/1150653842.html.

[v] «La Constitución no conoce otra nación que la española», en El País. Madrid, 9 de julio, 2010. http://elpais.com/elpais/2010/07/09/actualidad/1278663426_850215.html.

[vi] «El FMI dice ante el G20 que la austeridad en el sur de Europa puede ser insostenible», en El País, secc. Economía. Madrid, 9 de noviembre, 2012. http://economia.elpais.com/economia/2012/11/09/agencias/1352419040_704343.htm.

[vii] «Espagne: nouvelle hausse du chômage en octubre», en Le Monde. París, 5 de noviembre, 2012. http://www.lemonde.fr/economie/article/2012/11/05/espagne-nouvelle-hausse-du-chomage-en-octobre_1785644_3234.html.

[viii] Àngels Piñol y Elise Gazenel, «CiU y PP pactan y rechazan llevar tres decretos al Constitucional», en El País. Madrid, 18 de julio, 2012. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/07/18/catalunya/1342626924_830412.html.

[ix] Ana Belén García Flores, «Radiografía de los recortes sanitarios en Cataluña», en RTVE. Madrid, 1 de octubre, 2011. http://www.rtve.es/noticias/20111001/radiografia-crisis-sanidad-cataluna/465051.shtml.

[x] «La legislatura más corta en Cataluña deja los recortes sociales más largos», en 20 Minutos. Madrid, 10 de noviembre, 2012. http://www.20minutos.es/noticia/1643267/0/elecciones-cataluna/recortes/educacion-sanidad.

[xi] Pere Ríos, «Iniciativa pide que Mas responda en el Parlament por “el caso Palau” y las ITV», en El País. Madrid, 25 de septiembre, 2012. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/24/catalunya/1348515548_972729.html.

[xii] Fernando Escalante Gonzalbo, Estampas de Liliput. Bosquejos para una sociología de México. México, FCE, 2004, pp. 26-28.

[xiii] «Cataluña sigue siendo la comunidad más endeudada y roza los 44.000 millones», en ABC. Madrid, 14 de septiembre, 2012. http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=1250643.

[xiv] Rebeca Carranco, «El autobús 47», en El País. Madrid, 11 de septiembre, 2012. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/11/catalunya/1347383357_656436.html.

[xv] Joan Subirats, «¡Menudo lío!», en El País. Madrid, 11 de septiembre de 2012. http://politica.elpais.com/politica/2012/09/11/actualidad/1347399001_705830.html.

[xvi] Àngels Piñol y Maiol Roger, «Mas lanza el órdago del Estado catalán», en El País. Madrid,12 de septiembre, 2012.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/12/catalunya/1347433343_155343.html.

[xvii] «Mas entierra el pacto fiscal ante el “no” de Rajoy y emplaza a tomar decisiones», en La Vanguardia. Madrid,20 de septiembre, 2012.

http://www.lavanguardia.com/politica/20120920/54350609421/artur-mas-rajoy-pacto-fiscal-decisiones.html.

[xviii] Camilo S. Baquero, «Mas y Mascarell viajan a Moscú para cerrar la llegada del Hermitage», en El País. Madrid, 31 de octubre, 2012.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/10/30/catalunya/1351629396_463401.html.

[xix] Enrique Serbeto, «Mas admite que “repensará su estrategia” si una Cataluña independiente debe dejar la UE», en ABC. Madrid, 8 de noviembre, 2012. http://www.abc.es/20121107/local-cataluna/abci-espana-momento-solo-chilla-201211071134.html.

[xx] Miquel Noguer, «El viaje frustrado de Artur Mas», El País. Madrid, 2 de noviembre, 2012. http://politica.elpais.com/politica/2012/11/02/actualidad/1351891492_336265.html.

[xxi] Lluís Pellicer, «Los empresarios optan por la autonomía fiscal, no por la soberanía», El País. Madrid, 14 de septiembre, 2012. http://politica.elpais.com/politica/2012/09/14/actualidad/1347655271_478325.html.

[xxii] «Miles de personas se concentran en Plaça Catalunya contra la independencia», en La Vanguardia. Madrid, 12 de octubre, 2012.

http://www.lavanguardia.com/politica/20121012/54352509975/manifestacion-12-de-octubre-miles-personas-placa-catalunya.html.

[xxiii] Miquel Noguer, «Las críticas de Duran al plan soberanista de CiU dan aire a la oposición», en El País. Madrid, 4 de noviembre de 2012. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/11/04/catalunya/1351987539_236185.html.

[xxiv] «Ernest Maragall abandonará el PSC para crear un partido soberanista y de izquierdas», en El Mundo, secc. Política. Madrid, 11 de octubre, 2012. http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/11/barcelona/1349979559.html.

[xxv] Carlos E. Cué, «Rajoy elude el debate sobre recortes en Cataluña para hablar de independencia», en El País, secc. Política. Madrid, 11 de noviembre, 2012. http://politica.elpais.com/politica/2012/11/10/actualidad/1352544235_177985.html.

[xxvi] «Rubalcaba no comparte el derecho a decidir que propone el PSC», en El País, secc. Política. Madrid, 29 de octubre, 2012. http://politica.elpais.com/politica/2012/10/29/actualidad/1351498948_607321.html.

[xxvii] Araceli Guede, «Elecciones catalanas 2012: la participación más alta de la democracia», en El País, secc. Política. Madrid, 25 de noviembre, 2012.

http://politica.elpais.com/politica/2012/11/25/actualidad/1353849915_215110.html.

[xxviii] Francisco Mercado, «El informe “fantasma” contra Mas carece de firma, sello y destinatario», en El País, secc. Política. Madrid, 23 de noviembre, 2012. http://politica.elpais.com/politica/2012/11/23/actualidad/1353660156_807151.html.

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Roberto Larrañaga Domínguez (Ciudad de México, 1990). Egresado de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de El Colegio de México.

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