Algo le duele al aire

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Dolores Castro

 

Algo le duele al aire

 

Algo le duele al aire,

del aroma al hedor.

 

Algo le duele

cuando arrastra, alborota

del herido la carne,

la sangre derramada,

el polvo vuelto al polvo

de los huesos.

 

Cómo sopla y aúlla,

como que canta

pero algo le duele.

 

Algo le duele al aire

entre las altas frondas

de los árboles altos.

 

Cuando doliente aún

entra por las rendijas

de mi ventana,

de cuanto él se duele

algo me duele a mí,

algo me duele.

 

En el aire un perfume

 

Abre con gentileza

el aire

una gran cauda de aroma:

toma de aquí el suspiro

de la yerba

que florece,

del retoño

en las ramas,

y el verdor.

 

Atesora en su cauda

flor y canto

en vuelo por parejas

de pájaros,

abejas zumbadoras

palomas en zureo

y amantes que bendicen

la salida del sol.

 

El aire vuela

y como que canta,

pero algo le duele:

del aroma al hedor

algo le duele.

 

 

La sangre derramada

 

Al borde del camino

lo encontramos

el mismo pantalón, la blusa blanca:

sobre su espalda

amapola de sangre.

 

Llaman de gracia al tiro

que enmudeció su boca,

ahogó su amor

y me dejó baldada.

 

El estallido

de aquel tiro de gracia

aún retumba

y aúlla en el aire, aúlla.

 

 

Estos tres poemas pertenecen al libro Algo le duele al aire, de próxima publicación.

 

*

 

Migrante I

 

Duró cuanto duró:

asombrado

abrió cinco ventanas

a la luz, a la sombra.

Hospedó en cada célula suya

huevecillos

de crisálida

       y vuelo

 

Satisfizo su hambre

el pan de cada día

y no pudo digerir

el sufrimiento.

 

 

Migrante II

 

 

Lanzado hacia la flor

de los vientos,

aun así

pediría una brizna de respeto

a mi dignidad.

 

Y desearía cerrar los ojos

y antes de dormir

ver una luz

un camino,

Una puerta abierta para mí.

Y en mis sueños

un rumor de palabras conocidas,

unas palabras que entienda: un buen deseo

una buena intención, un Dios te guarde.

Caminar en un lugar en donde pueda

ir libremente.

Un lugar en donde me conozcan

por mi nombre y mis hechos

en el buen tiempo, o bajo la tormenta,

por quien he sido, quien soy:

un hombre solo,

sólo un hombre.

 

*

 

 

El cielo parece dormir

en la profundidad

del mar,

en Tulum.

 

Paisaje

en que la luz bebe

de lo visible,

transparenta

lo invisible y abre la flor

de la quietud

 

Ojos los míos, casi ciegos,

sólo atentos al pequeño fluir

de lo que estalla

mientras va

cayendo,

ahora deslumbrados

y quietos

ante la majestad

del que sólo se invoca

suspirando.

 

 

___________________

Dolores Castro Varela (Aguascalientes, 1923) es poeta, narradora, ensayista y crítica literaria. Fue fundadora de Radio UNAM y condujo el programa Poetas de México en el Canal 11. Ha sido profesora en la UNAM, la Universidad Iberoamericana y la Escuela de Periodismo Carlos Septién, entre otras instituciones. Fue coautora en el volumen antológico Ocho Poetas Mexicanos. Entre su obra se encuentran La tierra está sonando (1959), Cantares de vela (1960), Las palabras (1990), Tornasol (1997), Sonar en el silencio (2000) e Íntimos huéspedes (2004). Próximamente se publicará Algo le duele al aire, del cual incluimos aquí algunos poemas.

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Cuadrivio, revista de literatura, política, ciencias y artes.

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