Poemas de Mariana Orantes
Mariana Orantes
Impresión de un epitafio
Pobre,
se hizo su propia imagen
con reflejos de los otros,
de los que murieron lejos,
nunca comprendidos.
Ya no necesita el cigarrillo
ni los zapatos olvidados bajo la cama.
Busco una foto
donde nadie reconozca
los surcos de su camisa ni su rostro.
Por favor, una imagen sin sus ojos,
sin el estómago festivo,
sin mujeres, sin botellas, sin gatos.
Donde el mundo se detiene
él se desliza,
te señala,
«No lo intentes»
dice
y yo le creo.
Sobre la muerte
La muerte es un recuerdo que no cesa.
Los muertos no sueñan en su noche verde,
tampoco hablan
ni consuelan,
pero siempre están en movimiento
como el agua estancada.
Reclamo a Neruda
¿Y qué hacemos cuando el pájaro de rigor
ya no cuida nuestra cabeza?
Cuando la noche corta el agua
y los caminos se cubren de orquídeas secas.
Cuando la rueda eterna golpea la espalda
y la materia del tiempo
se
vuelve espesa,
lenta.
El círculo del olvido no llega,
el miedo se agrieta en las paredes.
Nacen canciones en las amapolas heridas,
canciones destinadas a perderse.
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Mariana Orantes (Ciudad de México, 1986) es pasante de la carrera en Letras hispánicas por la Universidad Autónoma Metropolitana y estudia Creación literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Es becaria del FONCA generación 2011-2012 en la especialidad de poesía. Ha ganado algunos premios y tiene pocas publicaciones en revistas. Forma parte del equipo editorial de la revista electrónica Aguja al Norte y del boletín mensual del Ateneo Español de México. Escribe el blog: http://fuinoviembre.blogspot.com
Diego Morales
mayo 15, 2012 at 3:35 pm
*permítame. (Error de dedo; por no decir de…)
Diego Morales
mayo 15, 2012 at 3:27 pm
Oh, Mariana, le felicito. Procuro leer la poesía mal llamada de “jóvenes poetas”, y permitame decirle que es usted de las pocas voces que, al interior de la unidad que es el poema, sostienen el Ritmo a través de la Prosodia-argumental y no por medio de la Rima, la Anáfora, el Estribillo… Expresión de un diálogo con la literatura, y no un trato de subalterno, que no hace sino confirmarse cuando se lee ‘Impresión’ o ‘Reclamo’. Enhorabuena.