Poemas de Iván Viñas
Hay cosas que no entiendo
Detrás del escritorio
aparece un grillo como un grave augurio
con antenas como alambres.
Sólo imagino una forma en que un grillo
llegue hasta este cuarto piso
que se las da de mazmorra.
Verás,
hay cosas que no entiendo
de valencias químicas,
por ejemplo,
de economía
no entiendo
qué haces ahí esperando
como si fuera tu única tarea en la vida.
Pero conozco bien el sentimiento,
es éste mismo
de que no me salen los versos.
El pie izquierdo no para
y el derecho en un estanque de cemento duda.
Todo el mundo va a alguna parte,
menos tú y yo.
Somos una convención de puertas cerradas.
El grillo
es grande,
es un presagio,
quiere decirme algo y casi me rebana el cuello con una antena.
Pienso en atrapar al grillo en un frasco
pero no tengo frascos;
le abro la ventana
pero no salta,
no se mueve,
no sabemos qué hacer
nos quedamos esperando.
Hemos hecho
de mirar al teléfono nuestro deporte nacional,
pero la derrota te sienta bien,
te pone los labios
de una forma
que me hace querer besarte.
No lo hago porque eres contagiosa.
Del librero tomo una novela
y aplasto al grillo,
la sangre no se quita del forro.
▪
Querida Luisa
Escuché que estás saliendo con un súper villano
de dos metros
que lanza rayos por los ojos
luego vienes
y me dices que no te trata bien.
Yo sigo poniéndome las mallas y la capa
y me siento en el sillón
a mirar telenovelas.
Si necesitas ayuda, avísame.
▪
Grano de sal
Tienes algo
en la esquina de la boca,
parece
un grano de sal.
Ya no le temo.
Puedo tener envidia, hambre incluso
cada par de horas me sucede.
Tú sigues hablando
dices que todo va bien,
que algunas cosas no cambian.
Fumas incluso
sin que el grano de sal caiga
y no lo notas.
Puedo estirar mi mano y quitarlo.
Eso es lo que importa
saber que puedo estirar mi mano y quitarlo.
Te escucho,
tu cotidianidad es importante.
Es el material de la vida,
la mentira es lo extraordinario.
Tus mañanas sin lavarte los dientes
dolores de estómago.
Seis de la tarde a la misma hora.
Si no es así es fantochería y no me des nada.
Me importa
cuando no hay milagros.
Pero también, me inunda
esa idea
esa certeza
de poder alzar mi mano y
quitarte el grano de sal,
sin que me tiemblen las piernas al hacerlo.
_______________
Iván Viñas (ciudad de México, 1981). Egresado de la escuela de escritores de SOGEM en el año 2003, es estudiante de creación literaria en la UACM. Participó en las antologías Voces de los arcanos (Minimalia, 2003), Pragmatáfora (Descritura Ediciones, 2004), Gira Poema (Libro libre, 2008), Cada chango a su mecate (Colección editorial el Zócalo, 2010). Ha publicado poemas en la revista Lenguaraz. Escribe en el blog de poesía http://chidopoeta.wordpress.com/
jgm
marzo 28, 2011 at 3:10 am
Cada que leo “Querida Luisa” tengo una sonrisa. Muy buen trabajo, Iván.
Ricardo Ortega
marzo 28, 2011 at 2:24 am
Verás,
hay cosas que no entiendo
ni de rimas ni de versos,
pero se que este mi cuate Ivan
algun día se acordaran.
Ja!! Felicidades cuatachón.