Poemas de Iván Viñas

Por  |  2 Comentarios

Hay cosas que no entiendo

Detrás del escritorio

aparece un grillo como un grave augurio

con antenas como alambres.

Sólo imagino una forma en que un grillo

llegue hasta este cuarto piso

que se las da de mazmorra.

 

Verás,

hay cosas que no entiendo

de valencias químicas,

por ejemplo,

de economía

no entiendo

qué haces ahí esperando

como si fuera tu única tarea en la vida.

 

Pero conozco bien el sentimiento,

es éste mismo

de que no me salen los versos.

El pie izquierdo no para

y el derecho en un estanque de cemento duda.

Todo el mundo va a alguna parte,

menos tú y yo.

Somos una convención de puertas cerradas.

 

El grillo

es grande,

es un presagio,

quiere decirme algo y casi me rebana el cuello con una antena.

Pienso en atrapar al grillo en un frasco

pero no tengo frascos;

le abro la ventana

pero no salta,

no se mueve,

no sabemos qué hacer

nos quedamos esperando.

 

Hemos hecho

de mirar al teléfono nuestro deporte nacional,

pero la derrota te sienta bien,

te pone los labios

de una forma

que me hace querer besarte.

No lo hago porque eres contagiosa.

 

Del librero tomo una novela

y aplasto al grillo,

la sangre no se quita del forro.

Querida Luisa

Escuché que estás saliendo con un súper villano

de dos metros

que lanza rayos por los ojos

luego vienes

y me dices que no te trata bien.

 

Yo sigo poniéndome las mallas y la capa

y me siento en el sillón

a mirar telenovelas.

 

Si necesitas ayuda, avísame.

Grano de sal

Tienes algo

en la esquina de la boca,

parece

un grano de sal.

Ya no le temo.

Puedo tener envidia, hambre incluso

cada par de horas me sucede.

Tú sigues hablando

dices que todo va bien,

que algunas cosas no cambian.

Fumas incluso

sin que el grano de sal caiga

y no lo notas.

 

Puedo estirar mi mano y quitarlo.

Eso es lo que importa

saber que puedo estirar mi mano y quitarlo.

 

Te escucho,

tu cotidianidad es importante.

Es el material de la vida,

la mentira es lo extraordinario.

Tus mañanas sin lavarte los dientes

dolores de estómago.

Seis de la tarde a la misma hora.

Si no es así es fantochería y no me des nada.

 

Me importa

cuando no hay milagros.

Pero también, me inunda

esa idea

esa certeza

de poder alzar mi mano y

quitarte el grano de sal,

sin que me tiemblen las piernas al hacerlo.

 

 

 

_______________

Iván Viñas (ciudad de México, 1981). Egresado de la escuela de escritores de SOGEM en el año 2003, es estudiante de creación literaria en la UACM. Participó en las antologías Voces de los arcanos (Minimalia, 2003), Pragmatáfora (Descritura Ediciones, 2004), Gira Poema (Libro libre, 2008), Cada chango a su mecate (Colección editorial el Zócalo, 2010).  Ha publicado poemas en la revista Lenguaraz. Escribe en el blog de poesía http://chidopoeta.wordpress.com/

Print Friendly

Cuadrivio, revista de literatura, política, ciencias y artes.

2 comentarios

  1. jgm

    marzo 28, 2011 at 3:10 am

    Cada que leo “Querida Luisa” tengo una sonrisa. Muy buen trabajo, Iván.

  2. Ricardo Ortega

    marzo 28, 2011 at 2:24 am

    Verás,
    hay cosas que no entiendo
    ni de rimas ni de versos,
    pero se que este mi cuate Ivan
    algun día se acordaran.
    Ja!! Felicidades cuatachón.

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>