Wednesday, 20th June 2012

«Cartas ajenas», de Geney Beltrán Félix

Publicado el 11. dic, 2011 por en Libros, Zoo

Julio Flores

 

El hombre es, por naturaleza, una máquina deseante. En muchas ocasiones desea saber más y más para poder mejorar su entorno, pero ¿qué sucede cuando ese conocimiento deseado es aquel que respecta al de la vida de los demás? La sabiduría deviene en obsesión por transformar a los otros y, consecuentemente, a uno mismo. De esta situación parte la primera novela escrita por Geney Beltrán Félix (Culiacán, Sinaloa, 1976), Cartas ajenas, o como mejor lo indica el subtítulo: La obsesión de cambiar la vida de los otros.

Con un lenguaje irreverente, abastecido de neologismos, palabras recogidas del olvido y palabras coloquiales, esta novela presenta la historia de Marioralio, un empleado de correos que un día toma la decisión de abrir la correspondencia de la gente. El gran meollo no es ése, sino que Marioralio empieza a tomar el papel de los destinatarios al punto de convertirse en la misma respuesta. Este nuevo vicio lleva a Marioralio a encontrarse con personajes cotidianos como Omar, un hombre triste que aún le escribe a su amante fallecida; la enigmática Ana, quien odia a su pequeña sobrina; o Lauro, un viejo moribundo que busca a su hijo –aún desconocido– para heredarle el mayor de sus tesoros: el secreto de un asesinato. En su trabajo conoce al amor con Beata María, una joven capaz de vaticinar la muerte de quienes la rodean.

El lugar de la novela es una ciudad desconocida que puede ser el trasunto de cualquier metrópoli actual, donde el mal gobierno y la violencia son el pan de cada día. Beltrán Félix cumple con Cartas ajenas uno de los preceptos que Julien Gracq, en su obra El mar de las Sirtes, establece como elemental para las novelas actuales: la conciencia de un paisaje moral en ruinas.

A mitad de la novela uno puede inferir que Marioralio no sólo es el regreso del famoso héroe problemático –que tan bien definido tiene Lukács como aquel que busca valores auténticos en un mundo degradado–, sino que es un héroe transgresor (y, por lo tanto, perverso) no conforme con buscar sus propios valores perdidos sino también los de la sociedad. Él sabe cuál es el padecimiento contemporáneo: «El mal es el mundo: vivir es resignarse de nuestra vileza cotidiana». Esta reflexión inspira al propio Marioralio a imaginarse un mundo nuevo en el que la gente será consciente de los problemas que lo rodean, así decide que la palabra sea ese instrumento revolucionario que despierte al mundo sonámbulo.

El final de la novela está integrado por eventos más dramáticos: la amputación de una mano, suicidios, una corporación underground salvadora de la humanidad y un ejercicio narrativo que le deja al lector la posibilidad de decidir si el futuro ha sido la ensoñación de Marioralio o el resultado del movimiento originado por sus «cartas incendiarias».

Con Cartas Ajenas, Geney Beltrán Félix despliega una interesante crítica al hombre de hoy donde se reivindica a la palabra como vía de reflexión sobre nuestro papel frente a la época. De alguna manera, no es casual que la portada emule a un sobre postal: el libro es nuestra «carta incendiaria» y el lector es el verdadero Marioralio, pues de igual modo transgrede, al leer el libro, en la vida de los personajes.

Queda en quien lee Cartas ajenas asumir su protagonismo con su entorno y tomar cartas en el asunto. En su ensayo «No narrarás», Geney habla de la literatura conocida como «duradera e indeleble», una literatura que «más allá de su técnica experimental o clasicista, asume el riesgo y se compromete a formular esas preguntas que sugieren inquisiciones de conocimiento en quienes la leen. Y, sin dar respuestas, les cambian, después haber leído, su visión del mundo». Considero que este escritor puede considerarse parte de esta literatura.

El mensaje de Geney es muy claro: no basta con saber.

Referencia

Geney Beltrán Félix, Cartas ajenas, Ediciones B, México, 2011

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Julio Flores (Distrito Federal, 1990) estudia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM la carrera de Letras Hispánicas. Ha participado en varios concursos de ensayo, cuento, mini ficción y poesía; resultó ganador del concurso organizado por la revista La piedra y el colectivo Inmobiliaria de Arte para intervenir Clínica Regina. Su interés principal es la teoría literaria.

 

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Un comentario a “«Cartas ajenas», de Geney Beltrán Félix”

  1. Salvador Ramirez 13 diciembre 2011 at 14:31 #

    Buena reseña, el libro se va a mi lista de espera!


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